"QUIEN TENGA OJOS PARA VER QUE VEA
QUIEN TENGA OÍDOS PARA OÍR QUE ESCUCHE
QUIEN ESTE PREPARADO PARA ENTENDER
QUE ENTIENDA"
VÍA CRUCIS
...Y los cielos miraron la tierra con sus pestañas empapadas...
En el olivar dormía la vida, y los senderos secos y tristes
comenzaban a deslizarse... Los ojos cerrados de la tierra
levantaron sus pestañas , con temor, aterradas,
con sus brazos cruzados sobre el pecho en oraciones fogosas,
de labios silenciosos y gemidores.
Era el tiempo con su toque penetrante y profundo,
mostrando el fervor de un dolor violento.
La sangre preciosa se dibujaba en los campos
que reclamaban aquellos pies sagrados
que los engendraba en cada paso.
Las manos del viento clavaban uñas en los lirios,
que abrían bocas de sangre y crematorio
entre pétalos de lágrimas. Cerca del olivar,
el mar peinaba su melena en terribles oleadas
de caídas estrepitosas sobre rocas
que recibían dolorosas la sentencia romana.
...Algo extraño, enigmático, misterioso y aterrador...
El cielo oscurecido hirió sin piedad
los sentidos del olivar... El viento desató
su furia violenta para lanzarse sobre la tierra
con sus instintos enardecidos. Con alaridos de
salvaje animal feroz y hambriento.
Escalando muros, montañas y valles
con su pelambre mordiendo, y agitando su mordaz espada...
Dominó el mundo íntegro con furia desatada,
como céfiros enloquecidos torturando la humanidad...
Era su oportunidad, su momento,
destruir la pureza de aquel rostro adorado
por los ángeles y dejarlo en plena agonía,
sin escuchar sus quejidos mudos.
Era un monstruo con virulenta violencia
presto a derramarla inexorable,
con impulsos implacables
sobre aquélla criatura divina...
Un mar de lágrimas
se levantó hasta las nubes,
como un gigante estremecido,
clamando por su Maestro...
El viento descuartizaba con sierras de fuego,
bosques, montes, sierras, valles y quebradas...
Un silencio extraño, sordo, mudo,
cerró los cauces del mar,
detuvo por un instante al viento...
Y plantaron en el medio de sus manos,
clavos profanadores;
arrancando sin piedad sus vestiduras...
Y el zarpazo final...
El desgarrón mortal...
La Cruz levantada en el Calvario...
-¡Padre, perdónalos
porque no saben lo que hacen!
Y Él, colgando como estropajo en la cruz,
doblándose al latigazo del viento,
mudo, callado, aterido...
Mirando al mundo...
Su voz agonizante llegó al Universo...
-¡Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu!
-¡Padre, perdónalos
porque no saben lo que hacen!
Y aquella cruz creció...
creció...
y creció...
por sobre el mundo
como un Árbol Infinito...
Y una luz extraña,
misteriosa, e insondable...
se esparció por toda la humanidad.
y permanecerá por toda la eternidad
"En cualquier momento,
en cualquier lugar,
bajo cualquier circunstancia;
si me necesitas,
Puedes contar conmigo"
Que Dios te guarde en la
palma de su mano!
Bendiciones luminosas