ANSIAS
Quiero compartir la verdad y la alegría de vivir con mi familia, con mis
amigos, con los conocidos y también con los desconocidos.
La felicidad debe ser compartida y yo quiero hacerlo con todo aquel que a
mí se acerque pero ¿Cómo lo consigo .? ¿ Cómo puedo entregar lo mucho que
la maestra vida me ha enseñado y que con la ayuda de Dios, de alguna
manera he logrado incorporar a mi ser, por medio de la experiencia y la
comprensión profunda.?
Mis palabras son pobres, mis obras pequeñas, pero mis ansias de compartir
mis tesoros ¡ son inmensas.!.
Hago silencio en mi alma y desde lo profundo de mi ser, viene a mi mente
una sola e imperiosa respuesta:” Solo el amor es fecundo, solo él lleva en
sí, su propia plenitud”
Sí, si escribo con amor, sin egoísmo ni personalismo, podré ser un canal
limpio, por el cual fluya la verdad y llene el corazón de mis hermanos, y
como agua cantarina, riegue las almas resecas, dándoles la paz y quietud
en medio de la tormenta y permitiéndoles encontrar la felicidad y la
armonía en las pequeñas grandes cosas del quehacer cotidiano ¡ cómo yo las
he encontrado:!
Este, es mi único afán de escribir....
EL INVIERNO JUNTO AL FUEGO
Hoy, quiero enfrentarme a la vejez, porque aun cuando mi corazón reboza de
primavera, mi cuerpo, quedamente me susurra al oído, que ha llegado el
otoño y que pronto...será invierno.
Pero la edad ¿ qué importancia tiene.? Cada estación tiene su encanto, lo
importante es vivir plenamente y de acuerdo a cada una de ellas.
El envejecer, al igual que el amar, es un arte que se debe aprender en la
universidad de la vida y no en otra, porque nadie nos puede enseñar como
hacerlo.
El arte de envejecer es asumir que nuestro rol es diferente, pero no por
eso, menos importante. Para la juventud podemos ser un apoyo, en vez de
una carga, su confidente, pero no su rival, ni mucho menos su juez. Su
amiga, pero no su profesora, porque nadie puede enseñar a otro a vivir,
sin violar la ley sagrada del libre albedrío. Cada uno debe tener sus
propias experiencias. Las nuestras pueden haber sido buenas para nosotros
y para nuestro tiempo, pero ahora, pueden estar ya caducas y fuera del
contexto del hoy.
Nuestras experiencias, por buenas que hayan sido ( aun cuando nos falle la
memoria ), no nos dan derecho para fustigar a nadie y tampoco podemos
enarbolarlas como la única verdad, porque las verdades estáticas mueren.
Ahora mas que nunca, debemos esforzarnos por vivir, pero sin olvidarnos,
de que también los demás tienen el mismo derecho, por lo tanto hay que
dejar vivir a cada uno su propia existencia.
Quiero envejecer en forma consciente, viendo sin miedo ni pena, como en mi
rostro se marcan las huellas del tiempo, aprendiendo a querer mis arrugas,
porque ellas son testimonio de mis años vividos. Lo importante es mantener
el corazón alegre, dispuesto siempre a amar, a perdonar y a olvidar los
olvidos...La mente ágil, la inteligencia viva, inquieta y ansiosa por
descubrir lo desconocido, sin perder nunca la capacidad de asombro.
Mientras tenga curiosidad por la vida y quiera seguir aprendiendo, seguiré
siendo joven y la vida seguirá brillando no solo en mis ojos, sino en todo
mi ser. Será otro el ritmo de mis pasiones, otra la fuerza de mis anhelos,
pero el vibrar en amor, en empatía, en armonía ¡ será el mismo.!
Los ojos del espíritu solo empiezan a ser penetrantes, cuando los del
cuerpo comienzan a flaquear, porque el tiempo, las personas, las cosas en
general, van tomando otra dimensión, tal vez mas lenta, pero a la vez mas
profunda.
La juventud, la vejez, la felicidad, no son mas que estados de conciencia,
no están fuera, sino dentro de nosotros, porque Todo es Mente, cada uno
escoge su destino y yo he decidido, buscarle el resquicio legal a la vida,
para seguir viviendo en plenitud y alegría, pues nadie puede herirme si yo
no lo permito.
En la vejez, el tiempo debería tener mucho mayor importancia, porque
nuestra cuenta es regresiva, por lo mismo nuestras acciones deberían
trascender a la acción. No importa lo que hacemos, sino el cómo lo
hacemos. Lo que nos ocurre, no es tan esencial, como la forma en que
reaccionamos ante lo que nos pasa. La belleza está en el ojo del
espectador, hay que traspasar la contingencia, para llegar a la esencia de
las cosas. En nuestro mundo interno, todo puede ser valioso y
significativo si sabemos descubrir en todo, la ley de Causa y Efecto.
No debemos temer a los cambios, por el contrario, debemos provocarlos,
porque la monotonía duerme y estratifica, nos impide crecer y nos envejece
antes de tiempo.
Cada día debemos afinar nuestros sentidos para ser capaces de ver el
rostro de la gente, la belleza de las flores, los colores del atardecer y
hasta de la piedra aparentemente inerte, aprender la ciencia de estar
vivos. Quien es incapaz de maravillarse ante el espectáculo de la
naturaleza, no es mas que un par de anteojos, tras los cuales no hay
órbitas.
Nuestros oídos, se deben también afinar para ser capaces de escuchar a los
que nos rodean, ir mas allá de las palabras, porque los sentimientos, las
emociones, no son audibles si no estamos empatizando con quien nos habla.
Solo cuando se alcanza el privilegio de escuchar, se puede comprender el
lenguaje del alma y entender que, muchas veces, los silencios prolongados,
son una urgente petición de ayuda, que los labios, no se atreven a
pronunciar.
Si aprendemos a ver en vez de mirar, a escuchar en vez de oír, no nos
quedaremos en el pasado recordando lo que ya no tenemos, porque nuestro
presente, estará lleno de nuevas y mejores vivencias enriquecedoras. No
pensemos nunca, que nuestra misión está ya cumplida, porque jamás se
termina de evolucionar y para evolucionar es preciso luchar, sufrir,
aventurarse, triunfar y fracasar. Vivir es amar, vibrar sin perder la
capacidad de asombrarnos con las pequeñas cosas, porque en ellas está el
secreto de ser feliz.
Pero la felicidad, necesita espacio, por eso hay que alivianar la mochila,
limpiar nuestro corazón de los recuerdos amargos y resentimientos
estériles.
En al medida que avanzan los años, deberíamos aficionarnos mas y mas, a la
alegría, porque ella es el agua y el jabón que limpia nuestra alma de todo
lo indeseable, con ella, no es necesaria ninguna clase de cirugía.
Además, un corazón alegre, no envejece, porque la alegría nos proporciona
un energía extra, nuestro rostro se relaja, nuestro pulso se hace suave y
nuestra salud mejora. La alegría es el antídoto de los achaques propios de
la edad y también la mejor herencia que podemos dejar a los que nos
rodean.
Si vivimos así, la vejez nos parecerá la etapa mas linda de nuestra vida,
porque ella, es la única que hoy tenemos, la única que en verdad nos
pertenece.
COLOQUIO CON UNA AMIGA CERCANA
Amiga, te desconozco pero te presiento, se que solo me descubrirás tu
rostro, cuando llegue la hora señalada y el día preciso.
Amiga Muerte, te desconozco, pese a ello, no te temo ¿ cómo podría hacerlo
si tú eres la otra cara de la Vida.?
Tú no puedes ser ni mas ni menos que lo que ha sido mi vida y ella ¡ ha
sido bella.! Porque he aprendido a sufrir y a reír, a amar y ser amada, a
dar y también a recibir.
He aprendido a vivir en el silencio, la soledad y la oscuridad de la
noche, pero también el claro amanecer y el sol radiante han guiado mis
pasos.
Muerte, no te temo porque se que tú, solo eres un paso mas, en mi retorno
a la casa del Padre, para luego continuar mi camino ascendente, si los
mundos de estancia me aguardan ¿ cómo entonces podría temerte.?
Eres mi amiga próxima y lejana. Se que en algún recodo del camino estás
aguardándome. Llegarás cuando el plazo señalado el día que nací llegue a
su fin, ni un minuto antes, ni un segundo después, porque eres impecable y
también implacable con tus compromisos.
Te estaré esperando, pero como amiga quiero pedirte algo, cuando vengas a
buscarme, no seas demasiado silenciosa, no te apresures en llevarme a tu
morada. Quiero presentir tu llegada, quiero ver tu rostro radiante, para
poder brindarte mi última y mejor sonrisa, acompañada de un guiño cómplice
por nuestro encuentro.
Muerte, quiero sentirte porque quiero entregarme a ti, en forma consciente
y confiada, segura que moriré solo para renacer con mas bríos y mayor
sabiduría, para continuar con paso firme, mi camino evolutivo.
Amiga, mientras espero tu llegada, viviré intensamente cada minuto, para
tener mucho que ofrecerte. No quiero que me encuentres con las manos
vacías, sino con el corazón radiante de dicha por haber tenido el
privilegio de
¡ VIVIR .!
Me entregaré a ti confiada, porque me he ganado el derecho a partir mas
allá del horizonte.
LOS SENTIMIENTOS NOS HABLAN
Los sentimientos tienen un lenguaje mudo, pero expresivo e indispensable
para comunicarnos con nosotros mismos y con los demás.
No tener conciencia de los propios sentimientos, no comprenderlos o no
saber utilizarlos y expresarlos, es algo peor que la ceguera, la sordera o
la parálisis, pues nuestros sentimientos son el sexto sentido, es el que
nos permite interpretar, ordenar y dirigir a los otros cinco.
Sin sentimientos no hay vida, porque cada uno es, lo que son sus
sentimientos. Quienes se relacionan con los demás a través del intelecto,
están conociendo un país en un libro de geografía, en vez de intentar
conocerlo y disfrutarlo.
Los sentimientos, básicamente se dividen en positivos y negativos. Los
primeros, hay que guardarlos en nuestra memoria, porque si los
almacenamos, su recuerdo nos impedirá sentirnos desgraciados, cuando
debamos sufrir las heridas emocionales inherentes a nuestra condición
humana. No hay manera de evitar el dolor, por la misma puerta que entra la
felicidad también lo hace el sufrimiento, al igual que un bello día
soleado es precedido de la oscuridad de la noche.
Los pensamientos negativos, requieren de toda nuestra atención, no para
compadecernos y quejarnos, sino para reconocerlos y aceptarlos como etapas
naturales. Si lo hacemos, estaremos contactándonos con la realidad y
podremos resolver o aminorar nuestro dolor, nuestra rabia, nuestra culpa.
Aceptar nuestra vulnerabilidad, en vez de tratar de ocultarla, es la única
forma de hacernos fuertes.
Si no somos capaces de exteriorizar nuestros sentimientos negativos,
estamos poniendo barreras emocionales y estas defensas, no solo bloquean
las áreas desagradables, sino también las satisfactorias, pues nos impiden
contactarnos con nuestra sensibilidad.
Toda herida emocional a la cual no se le da libre expresión, deja algún
dolor dentro, que se va convirtiendo en energía negativa, que se
manifiesta en ansiedad, en temor al daño o a la pérdida. La rabia nos
lleva al enojo, y el enojo contenido nos induce a la culpa y cuando ésta
se va acumulando, se convierte en depresión inexplicable, porque se ha
olvidado el motivo que la produce.
El resentimiento, el sentirnos heridos, desgasta no solo nuestras energías
emocionales, sino también las físicas. La tensión y la ansiedad se refleja
en nuestros miembros tensos, el enojo provoca dolores de cabeza y
jaquecas, la culpa y la depresión afectan la parte inferior de la espalda,
la angustia y la preocupación irritan nuestro colón y la rabia aumenta
nuestra presión sanguínea, de allí esa frase tan conocida: está que arde
de rabia.
A menudo, estas manifestaciones físicas aparecen mucho antes, que seamos
capaces de tomar conciencia del sentimiento que las provoca, por eso es
bueno estar alerta a nuestros síntomas físicos, porque casi siempre ellos
son el reflejo de lo que nos está ocurriendo internamente.
Los sentimientos exigen expresión, tratar de combatirlos, racionalizarlos
o disfrazarlos, no es mas que dar lugar a reaparición bajo otra forma. El
proceso de expresar nuestros sentimientos es difícil porque implica una
continua mirada hacia nuestro ser interno, es el conócete a ti mismo, en
la cual se basa todo camino evolutivo.
Debemos ser abiertos emocionalmente y tratar de darnos cuenta de lo que
estamos sintiendo y el comprender el por qué. El hecho que tengamos
sentimientos de envidia o de enojo, por nombrar algunos, no nos convierte
en personas malas, de la misma forma que las acciones altruistas, no
necesariamente nos convierte en personas buenas. Debemos aceptar que somos
imperfectos, pero también reconocer que tenemos valores y que es nuestra
responsabilidad el asumir y reconocer ambos.
Hay que ser capaz de sentir y dejar fluir nuestros sentimientos por sus
canales naturales, si lo hacemos descubriremos que somos individuos en
vías de desarrollo, con todas las posibilidades de efectuar cambios y
crecer. Si queremos avanzar debemos bajar las defensas del orgullo, la
soberbia de creernos mejores a los demás, porque estas barreras nos
impiden conocernos como realmente somos y por ende avanzar.
Cuando detenemos nuestro bullicio interno y escuchamos el lenguaje de
nuestros sentimientos, comenzamos a ser sinceros con nosotros y con los
demás. Nos sacamos las mil máscaras de nuestros yoes psicológicos y
comenzamos a tener individualidad real, como personas abiertas y
productivas.
Solo cuando logramos derrumbar los mitos de nuestra imagen idealizada
comenzamos recién ¡ a vivir .! es un proceso lento y permanente, pero bien
vale la pena el hacer el esfuerzo, para dejar de vegetar en una burbuja,
que nos aleja de los seres que mas amamos y que nos impide conocernos y
ser auténticos en nuestro sentir.
DESILUSIÓN
Cuando contemplamos la belleza de una rosa, posamos nuestra vista en su
forma y colorido, no en las espinas que rodean su tallo, de la misma
forma, debemos contemplar la hermosura de la vida, cuando el sufrimiento o
el engaño, arañe a nuestro corazón.
Es lícito sentir tristeza cuando sufrimos una desilusión, porque es
doloroso descubrir que nos habíamos hecho falsas expectativas sobre la
persona a quien entregamos nuestra confianza o mas aun, a quien dimos
nuestro amor. Pero, ¿ de quién es la culpa que nos sintamos defraudados.?
¿ Es que la persona realmente ha cambiado o será que nosotros vimos en
ella, lo que nosotros necesitábamos ver.?
¿Cuántas veces convertimos a las personas amadas, en perchas de nuestras
mas locas fantasías.! Ellas están ahí, son de una manera determinada, pero
nosotros les vamos colgando todas las cualidades que se nos ocurren, de
forma tal, que puedan satisfacer nuestros deseos e íntimas expectativas.
Vemos así, lo que queremos y necesitamos ver.
Cuando un amor se termina sin dejar huella, es porque nunca lo fue, el
enamoramiento es una permuta de imágenes idealizadas, intercambio no de
personalidades, ni de personas sino de ilusiones .
Luego, mas temprano que tarde, la realidad acaba por imponerse y nos
demuestra que la persona con la cual soñábamos ya no está, no existe,
porque lo que tenemos en frente es alguien desconocido. ¿ De quién es la
culpa, nuestra o de la otra persona .? ¿ Tiene ella la culpa que nosotros
quisiéramos hacer realidad lo que solo estaba en nuestra imaginación
acalorada .? Lo mas probable, es que en esa persona, hayamos visto la
prolongación y la proyección de nosotros mismos.
Desilusionarse es simplemente, desprenderse de una ilusión, de un sueño,
de algo irreal, que solo fue posible para nuestra imaginación y nuestro
ego que quiso ver solo lo que le convenía para satisfacer sus propios
deseos de ser amado.
Una ilusión, no puede ser duradera, porque sus cimientos no son sólidos,
tienen belleza, pero también la duración de una flor de loto, que afirma
sus raíces en el agua.
Cuando suframos una desilusión, en vez de amargarnos y decir; ¡ qué mala
suerte tengo, no puedo confiar en nadie .! reconozcamos con hidalguía, que
la pena que podamos estar sintiendo, nos la hemos fabricado nosotros
mismos, es fruto de nuestra equivocación al querer ver lo inexistente.
Nuestro dolor entonces, en vez de ser una queja inútil, se transformará en
una lección provechosa, en una rica experiencia, que nos ayudará a ser mas
cautos y a ver a las personas como realmente son y no como nosotros,
quisiéramos que fuesen.
Como en todo, en la apreciación de las personas, debemos buscar el
equilibrio, porque así como es malo vivir de ilusiones, tampoco es bueno
vivir a la defensiva. No hay lugar a dudas, que es preferible sufrir por
amor, que no saber amar. Una desilusión no puede llenar nuestro corazón de
escepticismo o amargura, no podemos poner a todos en el mismo saco y
negarnos a amar y permitir que nos amen.
La vida es un don que se nos otorga para que lo hagamos fructificar,
tenemos que responder de lo que hemos recibido y también de lo que hemos
entregado. La vida es una retroalimentación, no solo entre los hombres,
sino también entre la criatura y su Creador. En la economía cósmica la
interacción es una realidad.
Así pues, cuando la desilusión toque la puerta de nuestro corazón, no
culpemos a terceros, mas bien, sequemos nuestras lágrimas, limpiemos
nuestro corazón de resentimientos y rencores, abramos las ventanas de
nuestra alma para que entre la esperanza y la serenidad, que suelen llegar
pasado el vendaval.
La vida es bella, no dejemos que una nube pasajera oscurezca todo el
horizonte, tengamos fe, porque contrariamente a lo que se dice, la vida no
es un valle de lágrimas, sino un mar de posibilidades para ser felices,
todo depende del uso que demos a las dificultades y problemas.
En vez de desilusionarnos ¡ abramos nuestros ojos a las realidades de la
vida.! a toda la belleza que ella encierra y que muchas veces nuestras
quejas y nuestro pesimismo, son culpables, que no podamos descubrir la
belleza, en las pequeñas grandes cosas del quehacer cotidiano. Seamos
felices con lo que tenemos, en vez de sufrir por lo que nos falta.
Yolanda Silva Solano©
MUCHAS GRACIAS AMIGA!!
Ludy Mellt Sekher
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