VISIÓN NOCTURNA
Por las noches en el lecho, miro por el tragaluz
mis nubes. Brumas amigas de las noches de luna,
que desfilan como extensos envoltorios de lana,
iguales a grandiosos mechones de blanco algodón.
Revelando brillo al cielo, frotando las estrellas,
a modo de manada incalculable de mayoral.
Marchan dócilmente como avanzan mis sueños,
y se adueñan del espacio, le depositan mi emoción.
Esa pasión emigrante que desvanece horizontes
hasta incendiar sus barcas en las costas del sol.
Esas nubes irreprochables en las noches de luna,
me insinúan en su periplo a mi pobre corazón.
Y se marchan con ellas los caminos de mi vida,
también ellos buscando las fronteras de Dios.
Y si mis ojos no se cierran por ir detrás de ellas,
es porque sé que también tú las mirarás avanzar.
En la bahía de los cielos he de equipar mi barca,
con las estrellas que me adornaste con tu aureola.
Has de remontar por el infinito, arcángel mío,
y entre ese rebaño de nubes, allí me encontrarás.
Pronto viajarás por los cielos con esas nubes debajo,
como águila imperial y majestuosa planearás por encima.
He de transmutarme en nubes que salvaguarden tu vuelo.
¡Nunca, nunca irás solo por el cielo!
Ludy
Mellt Sekher ©