Papito:
Te agradezco estas humildes alas.
Te agradezco tu risa y tus penas.
Te agradezco todas las enseñanzas
que me has puesto en el camino.
Y ahora juego al equilibrista,
saltando entre piedra y piedra.
¿Ves?... Todo lo que hiciste
me sirvió para crecer.
¡No trabajaste en vano , Papá!
Aquí estoy aún, siguiendo en tu camino
adorándote más y más
aunque a veces me enoje contigo.
Ahora me apunté a la vida!
He franqueado con paso firme
la puerta que me has abierto.
Las ganas de vivir me llenan,
y el entusiasmo rebasa en mí.
Encendí mi fuego sagrado
saboreé la música de las esferas,
tallé el silencio, sentí, vibré,
dancé, estallé, lloré, reí, salté.
Cada momento ha sido bueno para
empezar,
con la suprema reverencia de vivir plenamente.
Solo trataré de jugar,
jugando sin pretender ganar,
ni temer a la derrota.
Y así avanzo en el sendero
mi caminata se convirtió en danza!
un instante y me llené de música!
y cuando mi peregrinación fue una danza
encontré el camino de la luz
Y aunque tu no estás hoy...
Yo te digo siempre:
Gracias papito,
solo tú haz logrado esto!
Recuerdas , verdad?
Ludy Mellt Sekher
del Libro de los Homenajes
I.S.B.N.1.345..633.10.9
©Ludy Mellt Sekher
©Editorial LMS