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POEMARIO 
 
Manuel Quevedo Ojeda 
 
Dedicados a Ludy 
 
  
 
TODO CUANTO SÉ: 
 
¡Todo cuánto sé, es que: eres Tú...! 
 
...Quien ha besado mi Alma dormida 
haciéndola despertar a la Vida. 
 
...Quién mi Vida alimentas con dulces versos, 
que calmas con Amor mis anhelos 
y con Eterna y Sincera Amistad 
me elevas a infinitos e inmortales Universos. 
 
¡Todo cuánto sé y deseo, es que: eres Tú...! 
...Con quién compartir el Tiempo Eterno espero, 
en Celestiales Gozos Amorosos, llenos de plenitud, 
Almas mutuas, Amigas, y en Unión Amadas, 
para conquistar el Maravilloso y Verdadero Milagro 
que nos dará, definitivamente, la Suprema Felicidad: 
 
"El Encuentro Eterno" 
 
 
 
  
 
¡Padre!  
Ante Tí me postro, en silencio, con mis labios sellados,  
y mi corazón gritando.  
Deja, Padre, que la voz interior de este Amor  
alcance tu Divina Presencia,  
para proclamar, agradecido, tu obra en mí.  
¡Padre!  
Aún sabiendo que no soy digno de Tí,  
 
bajaste hasta mí tu mirada fecunda  
y la semilla de tu Luz brotó  
de entre oscuros pantanos de dolor.  
 
Bendice, Padre, la fértil tierra de Amor Uruguayo  
donde me plantaste y crecen mis nuevas y fuertes raíces.  
Colma, Padre, de protección el Agua Amiga  
que calma mi sed de Tí.  
 
Con tu Luz Divina, Padre, la Senda Ludy ilumina,  
por donde, con paso firme, mi Alma camina,  
por donde, con alegría, hasta Tí me guía,  
por donde, con Puro Amor, recibo la Vida.  
 
 
 
  
 
Sin Tí ...  
 
 
 
Sin Tí... no hubiese descubierto el Camino que me  
lleva por la Senda de la Luz Eterna, pues eres Principio.  
Sin Tí... cada paso que doy se convierte en inútil  
pisada, que me lleva a la Nada, pues eres Todo.  
Sin Tí... sólo existe la sed y el hambre, que recorre  
mi desnutrido cuerpo, pues eres Alimento.  
Sin Tí... vago por tristes sueños de realidades, y  
vivo realidades carentes de sueños, pues eres Amistad.  
Sin Tí... deja de existir el Yo que hay en Mí.  
 
 
 
  
 
 
Solo puedo decirte:  
 
 
Has cautivado mi corazón, con Amor.  
Has dotado de bellas alas a mi Alma: ahora soy libre.  
Has desvivido tu Vida en Sagradas Epístolas para mí,  
para alimentar y nutrir mi Alma errante.  
Has abierto tu casa, me acogiste como a un cansado  
peregrino, y me diste calor y ternura.  
Has esbozado una sonrisa para mí, y he conocido la  
Felicidad.  
Has abierto para mí, El Camino, y caminas conmigo.  
Has encadenado, con Amor Infinito, mi Eternidad a tu  
Eternidad: ¡Qué dulce será la Inmortalidad contigo! 
 
Manuel Quevedo Ojeda 
 
 
 
 
MUCHAS GRACIAS AMIGO! 
LUDY 
 
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