A UNA GRAN FUENTE DE AMOR
Hoy estuve contigo y te vi como manantial transparente de agua pura.
Quiero agradecerte mamá el ser como eres. Tu corazón tiene tanta capacidad de
amar... y tarde me vengo a dar cuenta, mamá.
Tiene gracia, es como si siempre lo hubiese sabido pero solo ahora me percato,
cuando no vivo bajo tu mismo techo.
Te he mirado profundamente cuando te visité esta mañana, y no te veo defectos.
Perdona si alguna vez te he ofendido con mis palabras o con mis actos, madre,
perdona si alguna vez te juzgué. (En esos momentos estaba muy confundida y la
juventud es muy impulsiva, confundí los errores que veía en los otros con la
falta de virtudes).
Ahora me vengo a dar cuenta mamá, cuando observo mis comportamientos y descubro
mis propios errores.
Y mientras escribo estas palabras parece que oigo desde tus mismos labios: “mi
hija, no existe ofensa lo suficientemente grande que una madre no perdone a un
hijo, yo, que te tuve dentro, formando parte de mí, como un órgano más..., dime
tú, ¿qué cosa puede suceder para yo dejar de amarte?”
Eres misericordia líquida, total y sincera.
Tu caridad es tan grande, que a pesar de tus condiciones modestas, no has parado
de dar apoyo y protección a todo aquel que lo ha necesitado, sin distinción.
Siempre ha habido un hueco en tu casa para aquel que no tiene donde ir, siempre
hay un plato más para el que ha llegado a la hora de comer...
¡Eres fuerte, menudo camino de vida has recorrido!
Y siempre conservando la alegría y el optimismo hasta en los momentos más duros.
Madre, tengo que aprender tanto de ti...
Quiero que sepas una cosa: te has convertido en una Gran Triunfadora, has
triunfado como Madre.
Doy gracias al cielo por tenerte tan cerca y tan dentro de mí.
Te amo madre.
Que Dios bendiga a todas las Madres.
A una gran fuente de Amor, mi madre.
Pino Jansson
pino@sekher.zzn.com