Sekher Castle of Ludy Mellt Sekher

 

DÍA DE LOS MUERTOS

por Jorge Luis Vargas

En las fiestas actuales, hay en México una fecha reservada para los niños.
Difuntos, el 1° de noviembre, y para los adultos el día 2 del mismo mes.
En algunas poblaciones de México los preparativos para la fiesta del día de los muertos
comienzan desde el 27 de octubre, que se limpian las casas.
El día 31 se coloca un farol en la entrada de éstas y se riegan pétalos de flores blancas. Desde ahí hasta el altar que se ha erigido en alguna de las habitaciones de la casa.
En el altar hay flores y velas blancas (una por cada niño que ha dejado este
Mundo), copal en un incensario y adornos de papel de china de varios colores.
A los niños se ofrecen objetos y alimentos de color. Se ofrendan tamales, frutas,
Pan de muerto (como el que se muestra en las fotos de la ofrenda del castillo
Sekher), chocolate, flores, velas, mole, maíz... Si se trata de una ofrenda de adulto
se agrega ron y objetos de cerámica. A los niños se les llegan a poner juguetes.
Al medio día doce campanadas anuncian la llegada de los niños difuntos y las
casas se impregnan de incienso y copal para recibir a los angelitos, como se les llama.
Cerca de las siete de la noche se sirve una merienda con alimentos al gusto infantil: pan de muerto, atole, chocolate, tamales de dulce y frutas.


En la mañana del primero de noviembre los difuntos pequeños disfrutan del desayuno, por lo que a la ofrenda de la casa se agregan panes, atole y fruta.
A las doce del día se escuchan las campanadas de la Iglesia anunciando que las almas de los pequeños retornan al lugar de los muertos.
Al poco rato las campanas tañen de nuevo 12 veces, acompañadas de un doble repiqueteo indicando que los difuntos grandes vienen llegando. En su honor
se cambian los pétalos blancos por los amarillos del cempasúchil (que este día deja de ser comida para pollos), y se quema incienso y copal.
A las doce de la noche la familia reza un rosario por sus seres queridos.
El altar de los muertos grandes incluye la comida que prefería el difunto, mole de guajolote (pavo), arroz, frijoles y las bebidas que gustaba tomar en vida, además de velas, imágenes, (alguna foto del difunto) y flores de cempasúchil.
El dos de noviembre a las doce del día las campanas anuncian que los difuntos se van satisfechos. A esa hora en cada casa se sirve la comida, consistente en
arroz, mole, pollo, frijoles y alguna bebida. Después al atardecer, la familia se dirige al campo santo y adorna las tumbas con flores de colores y cirios; se
ilumina el panteón para que con las luces de las velas se alumbre y oriente el paso de las almas de los difuntos por el valle de tinieblas. Los rezos, las luces
vacilantes y el humo del copal propician un ambiente mágico de reflexión y contacto espiritual con los difuntos.
Finalmente, el 3 de noviembre parientes y compadres intercambian sus ofrendas y al recibir una visita dicen: "aquí están las ofrendas que los Muertitos dejaron para usted". De esta forma, la festividad se constituye en un puente de unión entre los vivos y muertos.
Desde hace algunas décadas y cada vez con mayor fuerza, se practica en México la celebración del Halloween o noche de brujas.
No es extraño ver a niños mexicanos de la ciudad que salen por la noche disfrazados de vampiros y brujas a pedir su halloween, es decir dulces, en casas vecinas.
El Halloween (costumbre de origen anglosajón) tiene también profundas raíces históricas. Proviene de los pueblos celtas, y deriva de la expresión "All hallow even o hallowed evening", es decir fiesta consagrada a todos los santos. Los celtas celebraban en Inglaterra e Irlanda el 31 de octubre y le llamaban samhain; pensaban que los difuntos regresaban ese día para pasar el invierno en las cálidas casas terrenales de sus parientes, por lo cual se trataba de una bienvenida. La época en que se celebra esta festividad representaba para los celtas la víspera del fin de año y coincidía con el tiempo de cosecha, de modo que para que la naturaleza muerta se reprodujera, celebraban cantos y danzas rituales de agradecimiento
al señor de la muerte.
Debido al ambiente fantasmagórico de esta época del año, se creía que el 31 de octubre era un día propicio para las artes adivinatorias y la brujería en relación con la suerte, matrimonio, salud y muerte, pues los espíritus andaban sueltos y era posible invocarlos para tales propósitos.
De manera que la petición que hacen los niños de dulces, representa la solicitud del espíritu del muerto de techo para el invierno. En los años cuarenta se comienza a celebrar el Halloween en México.
La ofrenda del Castillo Sekher recoge este ambiente mágico y
se une con Dios nuestro señor y todos los seres de luz para transformar
este mundo en un mundo de amor.
Jorge Luis Vargas. México
Bibliografía consultada
Museo Nacional de Antropología e Historia, México


MUCHAS GRACIAS AMIGO, POR LA OFRENDA QUE HICISTE,
POR ESTE TRABAJO Y POR SOBRE TODO POR SER COMO ERES.
DIOS TE BENDICE SIEMPRE!!!
Ludy

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