ÁRBOL Y ESTRELLAPor Edgar Jerezano (ToRaSYaH)
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Aunque la tradición nos ha llevado a creer que Jesús nació en el primer año de
nuestra era, lo cierto es que no fue así, ni mucho menos, Mateo y Lucas,
situaron el domicilio de José y María en dos lugares diferentes y muy distantes
entre si Belén (Judea) y Nazaret (Galilea). El mismo Lucas relata en su texto el
nacimiento de Jesús en dos fechas distintas, una en el año 6-7 d. C. y otra en
el 4 a. C. Mateo fijó el nacimiento de Jesús "en los días del rey Herodes" (Mt
2, 1) y, por tanto, antes del año 4 a. C., durante el cual murió el monarca
judío. Los principales expertos actuales fechan el nacimiento de Cristo entre el
año 9 y 5 a. C., habiendo un gran consenso alrededor del año 7 o 6 a. C. Mateo y
Lucas no se conocieron jamás y escribieron sus evangelios en tierras muy
diferentes (Egipto y Roma respectivamente), por lo que adornaron su narración
sobre Jesús inspirándose en leyendas ya existentes pero que gozaban de diferente
prestigio en un lugar u otro. Las diferencias más notables son las omisiones en
el relato de Lucas de la estrella de Belén, los reyes magos, etc., mientras que
esto aparece en Mateo. Por su lado Mateo omite el canto que los ángeles hacen a
los pastores para que fueran a adorar a Cristo. El único que menciona la
estrella de Navidad o de Belén, es Mateo. Para Kepler, la estrella de los magos
no fue otra cosa que la rara triple conjunción de la Tierra con los planetas
Júpiter y Saturno, estando el Sol pasando por Piscis. En esta conjunción los
planetas se ven como uno solo, los que los hace una luz muy brillante. Los
cálculos de Kepler determinaron que la conjunción se dio en el año 7 a. C., lo
que resulta compatible con las fechas asignadas al nacimiento de Jesús esbozadas
mas arriba. Kepler conocía los comentarios que sobre el profeta Daniel había
escrito en 1497 Arbabanel, un sabio judío. Según Arbabanel la conjunción de
Saturno y Júpiter en la constelación de Piscis había tenido lugar cuando el
nacimiento de Moisés, y tendría lugar otra vez cuando naciera el Mesías. En el
tarot La Estrella es la carta XVII, indica que la meditación armoniza nuestras
"estrellas" interiores o chakras lo que nos lleva a la percepción de la verdad
"desnuda" o verdad oculta bajo el velo de las apariencias. La meditación nos
guía a Cristo. La estrella que se pone sobre el árbol también representa el
chakra de la coronilla o superior. Tenga cuidado de que la estrella sea dorada y
de 5 puntas, así como de que al colocarla quede una sola punta hacia arriba y no
dos, porque la primera representa a Cristo como un hombre perfecto y la segunda
representa a Satanás con sus cuernos. La costumbre del árbol de Navidad nació en
Alemania, en la primera mitad del siglo VIII. Estando predicando el misionero
británico San Bonifacio un sermón, el día de Navidad, a unos druidas alemanes
para convencerles de que el roble no era ni sagrado ni inviolable, el "Apóstol
de los alemanes" derribó uno. El árbol al caer fue destrozando todos los
arbustos excepto un pequeño abeto. San Bonifacio, interpretó la supervivencia
del arbolito como un milagro, concluyendo su sermón: "Llamémosle el árbol del
Niño Dios". Los años siguientes los cristianos celebraron las Navidades
plantando abetos. En el siglo XVI se decoraban los abetos en Alemania para
festejar la Navidad. El árbol que recuerda el nacimiento de Jesús, entre los
pueblos germanos cristianizados, simbolizaba el árbol del Edén, pero no ya aquel
del fruto prohibido que fue el comienzo del pecado en el hombre sino el que
conmemora el Fruto de la salvación, de allí el carácter de sus adornos y
decoraciones (el árbol de la vida qabalístico). El uso del árbol de Navidad,
proveniente de la tradición germánica, se comenzó a utilizar mas propiamente en
el siglo XVII en la ciudad de Estrasburgo (Francia), difundiéndose hacia el
norte de Europa, sobre todo en países protestantes. Es mas que comprensible que,
al rechazar en su doctrina todo uso de imágenes, hayan recurrido y adoptado un
símbolo que recordara el nacimiento del Redentor. Con el correr de los años, el
árbol de Navidad, como símbolo del nacimiento del Señor, pasara también al orbe
católico. Alrededor del siglo decimotercero, en la épica francesa, se ven velas
en los árboles florecientes. De esta costumbre de decorar los árboles, el
muérdago (paxtle) fue legado por los Druidas, y surgió el del árbol de Navidad,
mencionado por primera vez en el año 1605 en Estrasburgo, e introducido en
Francia e Inglaterra, recién en el año 1840, por la princesa Helena de
Mecklenburg y el príncipe Consorte respectivamente. Para el Feng Shui el árbol
con sus luces representa una relación madera-fuego, y recomienda ponerle adornos
principalmente en colores: rojo, dorado y verde, para atraer la abundancia y la
felicidad. Los mejores puntos cardinales para colocar árbol y nacimiento es el
Este (salud, unión familiar), Sureste (prosperidad), y Sur (éxito); para el sólo
nacimiento sin árbol queda bien el Suroeste (amor).
"EL NACIMIENTO"
Es también llamado Pesebre o Belén. La tradición de representar el nacimiento
del Señor se remonta entre los cristianos al año 1223, en una Navidad de la
villa italiana de Grecio. En esta localidad, San Francisco de Asís, para
aprovechar espiritualmente mejor el misterio de la Natividad pensó en reproducir
el lugar donde había nacido el Redentor. Reunió a los vecinos de Grecio para
celebrar la misa de medianoche. Se cuenta que armó un establo llevando animales
y el mismo se ubicaba en los diversos lugares de los personajes, la Virgen, San
José, los pastores y hasta los animales, y meditaba sobre cual seria su actitud
frente a ese Niño-Dios que se había hecho hombre para salvar a los hombres. A
partir de esto, comenzó la idea de utilizar figuras para armar la escena del
nacimiento, sobre todo en Italia y que luego paso al resto de Europa y a todo el
mundo cristiano y desde entonces la fama de los "Nacimientos" y su costumbre se
extendió por todo el mundo. Existe una relación astrológica del nacimiento: José
y María representan a Géminis o las 2 columnas del templo, José es la columna
J:. a la derecha y María es la columna B:. a la izquierda. Cristo es el iniciado
cuyo padre José es el espíritu y cuya madre María es la Naturaleza. Del
equilibrio armonioso entre lo interior y lo exterior (yin-yang, tonal-nagual,
José- María, espíritu-materia, cielo-tierra) surge un nuevo ser. Cristo es el
sol-tiphareth que nace en el solsticio de invierno, su pesebre es nuestro
corazón o la creciente capacidad de amar universal e incondicionalmente. El
burro hincado ante Cristo es la ignorancia y la inconciencia, representa al
diablo quien en el Tarot es la carta XV asociada a capricornio. El toro hincado
representa a Tauro (materialismo), los borregos y los pastores se asocian con el
signo de Aries, un lago con cisnes y peces representan a Piscis. El gallo
representa el estado de vigilia o estado de alerta o conciencia despierta. Los
ángeles son los maestros que anuncian el nacimiento de una nueva enseñanza para
la Era que inicia. Hoy día ya puede agregarse un aguador o personaje cargando
cubetas con agua para representar a Acuario. Los 3 reyes magos significan las
tres maestrías: el incienso cuyo humo asciende representa la ciencia "de arriba"
o Astrología; la mirra representa a la Magia o manejo armónico y consciente de
las fuerzas de la naturaleza; el oro representa la meta de la Alquimia o ciencia
de la Transmutación del ser humano de materia en Luz. Cenar Pavo tiene un
interesante simbolismo. El Guajolote es Huey-Xolotl en náhuatl "gran monstruo",
y representa al ego inferior o sentido de importancia personal que debe ser
sacrificado en Navidad para que nazca en nosotros el Cristo Interno. La
tradición de tomar las doce uvas se remonta tan sólo a principios de nuestro
siglo. La implantación de esta costumbre, no se debe a motivos religiosos o
culturales, sino más bien a meros intereses económicos. En 1909 los cosecheros
de uva en España en un esfuerzo desesperado de imaginación, consiguieron
desembarazarse del excedente de uvas de ese año inventando el rito de tomar las
uvas de la suerte en la última noche del año.
EL SOLSTICIO DE INVIERNO
En los antiguos mitos griegos a los solsticios se les llamaba "puertas" y, en
parte, no les faltaba razón. La "puerta de los hombres", según estas creencias
helénicas, correspondía al solsticio de verano (21 de junio) a diferencia de "la
puerta de los dioses" del solsticio de invierno (21 de diciembre). Ambos
solsticios estaban bajo el dios Jano, dios de las puertas y de todas las cosas
que inician, (de jano viene january, janeiro, enero, el mes que inicia el año,
su "puerta") los solsticios son las dos columnas del templo que forman la puerta
a la Iniciación o vida espiritual. Jano era un dios con dos rostros, uno viendo
al pasado con tristeza y otro viendo al futuro con esperanza. Este dios fue
cristianizado convirtiéndolo en dos Juanes, San Juan bautista el 24 de junio
(solsticio de verano) asociado con el agua, cáncer, la luna, la plata y la
columna J:. masónica y San Juan evangelista el 26 de diciembre (solsticio de
invierno) asociado a la tierra, capricornio, saturno, el plomo de los
alquimistas y la columna B:. masónica. Cáncer es un signo femenino, maternal, es
la puerta de entrada de las almas a este mundo material. Capricornio es un signo
masculino, paternal, es la puerta de salida de las almas de este mundo material,
de regreso a su mundo espiritual. Bajo cáncer un signo de agua, San Juan
Bautista nos bautiza o purifica con agua, esto es que el mundo material a través
del paso de pruebas (agua) nuestra alma se va purificando. Bajo capricornio, se
da el nacimiento de Cristo y se festeja a su discípulo más amado San Juan
Evangelista, es el nacimiento del sol, o el final de la vida humana cuando se
alcanza la iluminación, el ser humano se reconoce y actúa como "hijo de Dios" se
ha terminado el proceso evolutivo y se esta ante la puerta de salida o
graduación de este planeta escuela, la Tierra, es la puerta de los que se han
hecho dioses, como Cristo. Durante el solsticio de invierno, la noche es más
larga que el día, de allí que la oscuridad (el mal, ignorancia) domine a la luz
(el bien y la sabiduría). Una vez pasada la noche más larga del año, el día o
tiempo de luz empieza a crecer, de allí que se dice que Cristo nace. Ese día se
celebra el nacimiento de la Luz.
"Yahvéh iba al frente de ellos, de día en columna de nube para guiarlos por el
camino y de noche en columna de fuego para alumbrarlos, de modo que pudiesen
marchar de día y de noche" Ex 13: 21
LA NAVIDAD
Al comenzar a aflorar el deseo de celebrar el natalicio de Jesús de una forma
clara y diferenciada, algunos teólogos, basándose en los textos de los
Evangelios, propusieron datarlo en fechas tan dispares como el 6 y 10 de enero,
el 25 de marzo, el 15 y 20 de abril, el 20 y 25 de mayo y algunas otras. Pero el
Papa Fabián (236-250) decidió cortar por lo sano tanta especulación y calificó
de sacrílegos a quienes intentaron determinar la fecha del nacimiento del
Nazareno. La Iglesia Armenia fijo el nacimiento de Cristo el 6 de enero,
mientras otras iglesias orientales, egipcios, griegos y etíopes propusieron
fijar el natalicio en el día 8 de enero. Hacia el siglo III, Hipólito es el
primero en fijar la fecha el día 25 de diciembre, en su comentario al libro del
profeta Daniel.
Finalmente, dado que en el concilio de Nicea (año 325) se declara oficialmente
que Jesús es una divinidad, ya que el padre y el hijo son el mismo, se decidió
fijar el natalicio de Cristo durante el solsticio de invierno (en el hemisferio
norte) o sea, el 25 de diciembre, fecha en que se festejaba el nacimiento de
variadas deidades romanas y germanas. Se tomo por fecha inmutable, durante el
pontificado de Liberio (352-366), la noche del 24 al 25 de diciembre, día en que
los romanos celebraban el Natalis Solis Invicti, el nacimiento del Sol Invicto
(un culto muy popular y extendido al que los cristianos no habían podido vencer
o prescribir hasta entonces) y, claro está, la misma fecha en que todos los
pueblos contemporáneos festejaban la llegada del solsticio de invierno. Las
iglesias orientales siguieron y siguen festejando la Navidad el 6 de enero. La
tradición situaba el Nacimiento de Jesús por el solsticio de invierno; y ya
desde el siglo II se celebraba en los primeros días de enero la Teofanía, fiesta
de la manifestación del Salvador, en la que se agrupaban su nacimiento, su
bautismo y su adoración por los Magos. Pero como unos días antes -el 25 de
diciembre- los paganos celebraban el "Natalis Invicti" (=Nacimiento del Invicto,
que era el Sol), la Iglesia desglosó la Teofanía (actual fiesta de la Epifanía),
la conmemoración del Nacimiento, fijándola para el 25 de diciembre, a fin de que
el "Nacimiento del Invicto" pagano cobrara su sentido pleno al significar el
Nacimiento del único Invicto, Jesús. El primer texto conocido que une o
relaciona el nacimiento de Cristo y el del sol, lo tenemos en Cipriano, "¡Oh,
qué maravillosamente actuó la Providencia, que en el día en el que nació el Sol…
Cristo debía nacer". En el siglo cuarto, Crisóstomo, dice: "No obstante, Nuestro
Señor, también nace en el mes de diciembre… en la octava antes de las calendas
de enero [25 diciembre]…, Pero ellos lo llaman el "Nacimiento del Invencible".
¿Quién hay que sea tan invencible como Nuestro Señor…? O, si ellos dicen que es
el día del nacimiento del Sol, Él es el Sol de Justicia". Algunos Santos Padres,
partiendo de algunos textos bíblicos, habían aludido explícitamente al
simbolismo de Cristo-Sol:
*El profeta Malaquías, por ejemplo, había anunciado la venida de un sol de
justicia: "A los que respetan mi nombre los alumbrará el sol de la justicia que
cura con sus alas" (Mal 3,20);
*En el cántico del Benedictus, Zacarías, en la ceremonia de la circuncisión de
su hijo Juan el Bautista, anuncia el cumplimiento de la promesa: "Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo
alto, para iluminar a los que viven en tinieblas..." (Lc 1,78-79);
*El mismo Jesús se proclama en varias ocasiones "luz del mundo": "Yo soy la luz
del mundo, quien me siga no caminará en tinieblas, antes tendrá la luz de la
vida" (Jn 8,12).
Con la instauración de la Navidad también se recuperó en Occidente la
celebración de los cumpleaños, aunque las parroquias europeas no comenzaron a
registrar las fechas de nacimiento de sus feligreses hasta el siglo XII. Cursos
Metafísicos y Asesoría en Feng Shui, informes al 812-32-89.
LOS "REYES" MAGOS
En un principio su numero era indeterminado. Las representaciones artísticas son
las que le fueron dando su actual numero y apariencia. En el siglo III se los
representaba como dos, en las catacumbas romanas hasta el siglo IV aparecían dos
o cuatro magos, según los casos; la media docena tampoco faltó en algunas
pinturas. En la iglesia Siria y Armenia se defendió la docena de magos puesto
que, según ellas, los magos prefiguraban los doce apóstoles y representaban a
cada una de las tribus de Israel. Para la iglesia copta (de Egipto) eran sesenta
y citaban los nombres de mas de una docena de ellos. Finalmente en el primer
cuarto del siglo III, el citado Orígenes afirmo que los magos habían sido solo
tres, después de todo Mateo solo cita tres presentes. En el siglo IV, de modo
progresivo, comenzó a prevalecer el número de tres. Durante los dos primeros
siglos solo fueron magos, el "reyes magos" vendría después. Sus nombres no
aparecieron sino hasta el siglo VI. Aparecen en un mosaico bizantino del 520
aproximadamente localizado en Ravena, Italia. En el figura una leyenda sobre los
tres magos que dice "+SCS BALTHASSAR +SCS MELCHIOR + SCS GASPAR", eso es,
sagradísimos o veneradísimos Baltasar, Melchor y Gaspar. El primero es Baltasar,
de 30-40 años, con barba oscura, lleva en sus manos un recipiente para mirra;
Melchor, como de 20-25 años y sin barba, transporta una bandeja para incienso; y
Gaspar de mas de 50 años, con pelo y barba largos y blancos, presenta una
canasta con oro. Todos son blancos, ninguno se ha convertido en negro. El
erudito teólogo anglosajón Beda el Venerable (675-735) dice así: " Melchor,
ofreció oro, símbolo de la realeza divina. Gaspar, ofreció incienso, símbolo de
la divinidad. Baltasar, de tez morena" (no negro)", ofreció mirra, significando
que el Hijo del hombre debía morir."
En el siglo XV, Petrus de Natalibus fijó que Melchor tenia sesenta años, Gaspar
cuarenta y Baltasar veinte. Baltasar no fue negro hasta el siglo XVI. En este
siglo las necesidades ecuménicas de la Iglesia católica llevaron a implantar un
simbolismo inédito, identificando a los tres magos con los tres hijos de Noé (Sem,
Cam y Jafet) que, según el Antiguo Testamento, representaban las tres partes del
mundo y las tres razas humanas que lo poblaban, según se creía en esos días. De
este modo, Melchor a caballo, pasó a simbolizar a los europeos, Gaspar en
elefante, representaría a los semitas de Asia. Baltasar, negro y barbado en
camello, personificaría a los africanos. Después del descubrimiento de América,
en el siglo XV, se representó en ocasiones a Baltasar como un jefe indio. La
tradición de los Reyes Magos como generosos proveedores de juguetes y regalos a
los niños es relativamente reciente y solo fue adoptada por algunos países
latinos. Los reyes no comenzaron a traer juguetes a los niños hasta mediados del
siglo XIX, con anterioridad sus regalos se limitaban a cosas relacionadas con la
vida cotidiana. Gaspar era el encargado de repartir golosinas, miel y frutos
fresco; Melchor tendía mas a lo practico y su fuerte eran la ropa o zapatos;
Baltasar jugaba el peor papel al tener que ocuparse de castigar a los niños
traviesos dejándoles carbón o leña por todo regalo, símbolo del pensamiento
racista. Para poder llevar a cabo su labor con justicia los reyes magos
disponían de la ayuda de unos duendes que espiaban a los niños y les contaban a
sus jefes hasta los más mínimos detalles de su comportamiento. La costumbre
exige a los niños a poner los zapatos limpios la noche de Reyes para recibir
junto a ellos, durante la madrigada, los regalos de los magos. Y también tienen
que dejarle paja o pasto y agua para los camellos. La costumbre de Rosca de
Reyes una de las más antiguas de la Navidad, tiene un origen pagano. El Imperio
Romano celebraba la llegada del año nuevo el 1 de marzo. Los romanos atendían a
las leyes del tiempo, porque al llegar la primavera desbordaban de vida árboles
y plantas, y la luz aumentaba, lo que hacía creer que comenzaba un nuevo ciclo
anual. Con motivo de aquellas fiestas se elaboraban unas tortas redondas hechas
con higos, dátiles y miel que se repartían entre plebeyos y esclavos. En su
interior se introducía una haba seca y al afortunado al que tocaba la legumbre
era nombrado rey de reyes durante un corto periodo de tiempo. Hacia el año 1000
la Iglesia había logrado transformar el espíritu primitivo de la fiesta de tal
modo que en diversos lugares de Francia la figura del "rey haba" recaía sobre el
niño más pobre de la ciudad. Felipe V importó en España esta tradición de la
rosca como culminación de las fiestas de Navidad, desprovisto de todo simbolismo
y cubierto de frutas escarchadas con alguna sorpresa escondida en su interior.
Torasyah©
diciembre 2000
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